Levantar las manos en señal de adoración es una práctica muy común entre los creyentes en diversas tradiciones religiosas. En el contexto cristiano, este gesto tiene un significado especial y profundo que se fundamenta en la Biblia y en los valores espirituales que promueve. La Escritura nos revela la importancia de este acto de reverencia y entrega a Dios, que va más allá de un simple movimiento físico.
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Las manos alzadas: conexión y humildad ante la presencia divina